Muchas veces, cuando nos hemos sentido agobiados por la rutina o por el hecho de no encontrar un sentido a la vida, o peor aún, cuando nuestro corazón se siente desolado por alguna razón, decidimos ya no dejarnos morir más, sino, tomar las riendas de nuestro destino, ¿Pero por dónde iniciar?, ¿Cuál es el camino?, frente a éstas preguntas que siguen sin tener una respuesta definitiva, surge la necesidad de movernos, de desplazarnos, de «abandonar todo lo anterior» y crear un futuro mejor, pero esto no se da de la noche a la mañana, esto ocurre en un proceso en el cual, día a día, te vas despojando de tus creencias, de tus conceptos y hasta de tu propia forma de entender el mundo. 

Muchos viajan por alguna razón en particular, desde simplemente ir a conocer un lugar, pasear, compartir con amigos, hasta ir a la aventura sin nada más que la voluntad y una mochila.
En mi caso, una amiga me comunica a través de nuestro grupo de whatsapp, que había una tour para conocer Cusco y pasar el año nuevo ahí, con toda la magia que representaba, el intinerario duraría 5 días. Yo vi la ocasión perfecta para buscar este nuevo inicio, era noviembre del 2016 y había tiempo para la compra de los vuelos y organizar tiempos, sin embargo y sin esperarlo, este viaje de 5 días, terminaría transformándose en uno de 80 días, viajando en solitario, desde Cusco hasta Río de Janeiro, atravesando Bolivia, Chile, Argentina y Brasil.

Por más que viajé solo, siempre en el camino fui conociendo personas maravillosas que aún hasta hoy, siguen acompañándome ¡En este viaje de mi vida! , que lo ha transformado ¡TODO!